sábado, 23 de agosto de 2008

Una jarra bien tapada

Prometeo, que cuidaba de la estirpe de los hombres mas que de si mismo, habia aprisionado en una jarra todos los males que existen en el mundo. Con una enorme tapa, cerro Prometeo aquella jarra y la guardo, escondida, en la casa de su hermano Epimeteo.
Ni los dolres, ni la fatiga, ni la vejez, ni las enfermedades, que acarrean la muerte molestaron desde entonces a los hombres que vivian una vida libre de males. Prometeo, cuyo temor por el bienestar de los hombres nunca se aplacaba, habia recomendado a su hermano:
- Epimeteo, esconde esa jarra y no la abras jamas, ni dejes que nadie lo haga.
Durante años, la jarra estuvo cerrada y esocndida en la casa de Epimeteo. El dia en que el contrajo matrimonio con Pandora, Prometeo le repitio a su hermano el consejo.
-Pandora- le dijo Epimeteo a su nueva esposa, ahora eres tu la que gobierna mi casa. Puedes ocuparte de todo lo que en ella escuentres, salvo de esa jarra que me dio mi hermano, pues me pidio que jamas la abriera.
-Cuentame que hay dentro de la jarra -le pidio Pandora, a quien Zeus le habia clavado la curiosidad en el medio del pecho.
-Ni yo mismo lo se -respondio Epimeteo.
Pandora no creyo en las palabras de su marido: mas bien penso que aquel escondia un valioso secreto. Y aprovecho la primer ausencia de Epimeteo, para abrir la jarra. Al instante, todos los males que estaban encerrados en ella se esparcieron por el mundo. Solo la Espera permanecio alli dentro, atrapada en los bordes de la jarra.
Y no sabemos si el encierro de la Espera es un mal mas o el unico bien que nos queda a los mortales.